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De la desinformación social al periodismo «a la carta»

Seguro que habrás oído más de una vez que vivimos en una era de posverdad, rodeados de mentiras y ficciones que fácilmente confundimos, consciente o inconscientemente, con la realidad. La digitalización ha multiplicado los canales de difusión haciendo accesible todo tipo de información a cualquiera persona y en cualquier lugar. A su vez, la proliferación de medios ha facilitado que la gente encuentre la manera de expresar su opinión sin filtros. Este hecho, ha propiciado, paradójicamente, que en el momento histórico en la que hay mayor accesibilidad a la información suframos desinformación social y tengamos que luchar contra las fake news.

SATURACIÓN DE INFORMACIÓN

La OMS ya ha advertido en numerosas ocasiones del peligro de la infodemia, refiriéndose a la sobreabundancia informativa falsa y su rápida propagación entre personas y medios. La alarma de la saturación de información que complica cada vez más discernir la realidad del bulo, saltó especialmente durante la pandemia. Momento de crisis social, en el que los ciudadanos asustados buscaban respuestas y eran fácilmente sugestionables. Cuando no cuestionar la veracidad de algunas noticias virales afectaba directamente a la salud y a las medidas de seguridad para combatir el virus. Respecto a esto, el Dr. Adhanom (director general de la OMS) afirmó que «la gente debe tener acceso a información precisa para protegerse a sí misma y a los demás». Lo que parece una afirmación obvia no se puede cumplir al cien por cien por el contexto actual.

La realidad es que la desinformación y la información errónea sumados a los múltiples canales de comunicación nos han llevado a una situación crítica. Hemos pasado de la intoxicación informativa individual, infoxicación, a la epidemia informativa colectiva, infodemia. Como bien señaló un titular de The Guardian «La desinformación sobre el coronavirus podría ser lo más contagioso del mismo».

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Por más que se digitalice la sociedad y más fácil sea el acceso a la información (incluso para contrastarla) lo cierto es que las redes sociales, las aplicaciones de mensajería instantánea, la personas públicas y todos los medios de comunicación nos han llevado a un punto en el que resulta difícil encontrar fuentes fiables y absentas de subjetividad.

PÉRDIDA DE CREDIBILIDAD

Otro de los problemas de la digitalización relacionada con la información, es la aparición bots que comparten contenido engañoso, teorías conspiratorias o estafas en internet. Este hecho favorece la distribución masiva de noticias que se convierten en viral y entonces resulta más difícil identificar la fuente original y su veracidad.

La política y su polarización también están influyendo en la confianza hacia los periódicos. La desconfianza en los medios y la radicalización de creencias, se ve alimentada por diferentes perfiles en redes que contribuyen a crear las “burbujas de pensamiento”. Dichas burbujas dan una imagen sesgada afín a su ideología y que, inevitablemente, se aleja de la realidad del conjunto social. Mientras algunos grupos políticos afirman que la “desinformación es la principal amenaza de la democracia”, otros se decantan por usar Telegram para difundir la desinformación sin censuras.

La consultora Edelman reveló en su último estudio que  seis de cada diez españoles no se fían de los medios de comunicación. Otro estudio publicado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, afirmó que los medios locales y regionales gozan de una mayor credibilidad con un 53% de usuarios que sí se fía de ellos.

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Según Jaime González, director de Investigación Social de ATREVIA: la sociedad no tiene un problema con la verdad, sino que sufre un grave problema con la información, y por ende, con la comunicación, la credibilidad y la confianza. Este 1r Barómetro de la Desinformación realizado desde ATREVIA junto a Intermón Oxfam y Maldita, concluye que: el 67% de la población española esta preocupada por el impacto que tiene la desinformación en su toma de decisiones diaria y el 85% vive con la creencia de que existe una intención deliberada de manipularlos a través de la comunicación.

REVOLUCIÓN PERIODÍSTICA

Esta crisis de la información que estamos viviendo, ha generado que los medios quieran recuperar la confianza ganando calidad y la rigurosidad periodística. ¿Cómo? En parte, con los muros de pago. De hecho, en este post, ya os contamos la necesidad de los medios de reinventar su modelo de negocio. El paywall es, en parte, una consecuencia de la competitividad entre medios y su voraz carrera por ser los primeros en publicar la exclusiva y obtener mayor tráfico.

Según el estudio “Tendencias & Co” 2021 de Butragueño & Bottländer, una de las estrategias que se va a imponer para recuperar la credibilidad en los medios es la del periodismo “a la carta”. ¿Cómo? Con el email. Es lógico pensar que si nos sentimos saturados por el gran bombardeo de información que recibimos, la tendencia sea precisamente segmentar y escoger qué queremos recibir. La transformación de las newsletters es una realidad. La gente busca una fuente de información alternativa, veraz y de confianza, por lo que recurren a las newsletters de pago que van firmadas por autores o periodistas afines a ellos.

Otra tendencia son las llamadas “buenas noticias”. Según David Vega, consultor de comunicación en Agencia Comma, después de los “taladros mediáticos” de malas noticias, este movimiento era necesario. Lo que pretende es «cambiar el tono de la actualidad con una narrativa positiva para avanzar hacia una pequeña transformación en el consumo de medios» y así, ganarse la confianza y recuperar el cariño de sus lectores. Hay varias iniciativas de este tipo: los pioneros de Huffington Post y su apartado de ‘buenas noticias’, el nacimiento de digitales con contenido exclusivo positivo como Son Buenas NoticiasCuéntameAlgoBueno, Facebook y su panel con informaciones virales positivas o el portal The Optimist de The Washington Post.

Otra propuesta de cambio, es la del proyecto Periodismo 2030, coordinado por los periodistas Fernando Jáuregui y Sergio Martín. Su intención es cambiar el periodismo y adaptarlo a la comunicación digital. Su lema: “El mundo cambia. La información, también”. Periodismo 2030, es un grupo abierto de periodistas que comparte los mismos propósitos: ayudar a la consolidación de un nuevo periodismo en un mundo cambiante. A través de debates sectoriales, pretenden profundizar sobre temas candentes como el futuro de la prensa de papel, los muros de pago, las redes sociales, las fake news, el futuro de los medios audiovisuales o la libertad de expresión.

EL RETO DE LOS DIRCOMS

La desinformación, no solo debe preocupar a la credibilidad de los medios y periodistas, sino que también afecta a la confianza en las instituciones y empresas. El mismo estudio de la Universidad de Navarra, reveló que uno de cada dos españoles (54%) siente que hay tanta desinformación en la sociedad que no se cree nada. La desconfianza es el enemigo de todo profesional de la comunicación que su objetivo principal es, precisamente, generar confianza.  

Puede que las estrategias de comunicación actuales hayan sido demasiado tácticas y, como ya hace un tiempo que el cliente pide, no escuchan ni dan opción al diálogo. El cliente quiere acción, no solo promesas. Por eso, cada vez, se señalan más a aquellas empresas que por blanquear su discurso caen en el greenwashing o pinkwashing. Prueba de ello es que un 47% de la población española cree que las empresas generan y difunden informaciones falsas en medios y redes sociales.

El pasado 10 de noviembre se celebró la 10ª edición del NETCOM: el punto de encuentro anual de reflexión y diálogo del sector de la comunicación que organiza Dircom Catalunya y que este año reunió a más de 250 profesionales del sector.

Durante la ceremonia, se estrenó «El gran cambio», un documental que ponía en manifiesto la evolución de la profesión y el ecosistema de los Dircoms. Cristina Salvador, de Both, decía que «una de las grandes aportaciones que tenemos que hacer los consultores de comunicación y los Dircoms es la de ayudar a simplificar. El mundo es hipercomplejo y es necesario que ayudemos a que lo entiendan. Menos es más».

Por otro lado, la presidenta Maria Luisa Martínez, de CaixaBank, destacaba que los dircoms «debemos ser la voz de la conciencia de nuestras organizaciones. Tenemos que ser quienes ayuden a introducir una visión del mundo que consiga que las relaciones con los stakeholders sea honesta, responsable y generadora de confianza».

Si podemos concluir una cosa, es que la desinformación se combate con confianza y ésta, se gana si aportamos información rigurosa, ecuánime y veraz.

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