Las plataformas de verificación de datos o fact-checking son un movimiento que se ha extendido por todo el mundo. Tal y como menciona el artículo “El Fact-Checking en España. Plataformas, prácticas y rasgos distintivos”, escrito por Fernando López Pan y Jorge Miguel Rodríguez Rodríguez, su objetivo es luchar contra la desinformación, las percepciones erróneas y las falsas noticias. De hecho, en el nuevo ecosistema comunicativo en el que nos encontramos, donde las redes sociales se han convertido en una fuente de información y cada individuo es capaz de producir, editar y distribuir noticias, el papel de estas plataformas adquiere mucha más relevancia.
Los inicios del fact-checking
Tal y como menciona el artículo “¿Qué es el fact-checking?” de Verificat, en sus orígenes, la verificación de hechos era un proceso interno de los medios de comunicación que consistía en la revisión de los datos de una noticia, antes de su publicación. Los periodistas tenían las herramientas y los conocimientos para identificar información falsa o engañosa.
Con la llegada de internet y el exceso de información, provocado por la multiplicidad de canales donde difundirla y el acceso libre al usuario en crear y difundir sus propios contenidos, sigue una crisis de confianza hacia los periodistas que redefine este ejercicio de verificación.
La primera plataforma de verificaciones en línea nace en 1994 en Estados Unidos, bajo el nombre de Snopes, con el objetivo de validar y desmentir mitos, rumores y leyendas urbanas que circulaban por internet. Nueve años más tarde, en 2003, se crea FactCheck.org, la primera plataforma de fact-checking político que desmiente declaraciones y afirmaciones basadas en hechos de políticos estadounidenses.
El papel de la IFCN
En Europa, las plataformas de verificaciones se popularizan en la década de 2010. Es por este motivo que, en 2015, se crea la International Fact-Checking Network (IFCN), un foro para verificadores de todo el mundo organizado por el Poynter Institute for Media Studies.
El IFCN se encarga de supervisar las tendencias y los formatos en la verificación de datos y funciona a través de un código de principios al que deben adherirse quienes deseen ser supervisados. Este código está basado en la imparcialidad, la equidad, la transparencia de las fuentes, la transparencia en la financiación, la transparencia de la metodología y el compromiso con las correcciones abiertas y honestas, que toda plataforma de verificaciones debe cumplir.
El organismo imparte también cursos de formación y organiza anualmente la conferencia Global Fact para analizar el estado actual de la desinformación internacional.
Las plataformas de verificación en España
En España, el primer equipo de periodistas reconocido por la IFCN es del programa de televisión “El Objetivo”, conducido en 2017.
Más tarde, nacen las dos principales organizaciones del país, Maldita.es y Newtral, ambas miembros del IFCN desde 2018. Maldita.es ha creado distintas herramientas periodísticas para luchar contra la desinformación: Maldita Hemeroteca, Maldito Bulo, Maldita Ciencia, Maldito Dato y Maldita Tecnología. Newtral, en cambio, trabaja la producción de programas, nuevas narrativas en redes sociales, la innovación en el periodismo a través del fact-checking y una línea de investigación basada en los protocolos de Inteligencia Artificial.
Pocos meses después se convierte en miembro también EFE Verifica, una herramienta de la agencia EFE contra la desinformación.
Un año más tarde se funda Verificat, la primera plataforma de verificación de Catalunya, miembro de la IFCN desde el año 2020. Verificat lucha contra la desinformación y la manipulación de internet a través del periodismo y la educación, con talleres de formación dirigidos a distintos públicos o programas de televisión como Desfake.
Destacan también otras iniciativas, como la plataforma temática Salud sin bulos, la plataforma de verificación de RTVE o el programa Fets de Catalunya Ràdio, que, sin embargo, no cuentan con el reconocimiento del IFCN.
La tarea de los verificadores es esencial en el ecosistema actual, pero luchar contra información falsa es una tarea que necesita la alfabetización digital de los ciudadanos: que cualquier ciudadano sepa identificar los contenidos y entender cuándo es adecuado o menos compartirlos.
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