¿Cuál será el impacto de Twitch en la comunicación digital?

En menos de un año, Twitch ha desestabilizado el mundo de la comunicación. Mientras todas las miradas se fijaban en la llamada “revolución Tik Tok”, el estallido de la pandemia y la sucesión de confinamientos ha propiciado que Twitch –una herramienta que permite a los usuarios realizar y ver emisiones en directo- pasara de ser una plataforma de nicho, especializada en videojuegos y eSports, a convertirse en un canal de comunicación generalista con una audiencia espectacular: antes del verano llegó a los cinco mil millones de visualizaciones y consiguió hacerse con casi el 70% del mercado de las emisiones en directo.

Quien mejor simboliza esta transformación es Ibai Llanos, un streamer  bilbaíno que se ha convertido en uno de los creadores de contenido más exitosos del mundo. Para hacernos una idea del lugar que ocupa actualmente en el ecosistema mediático basta con echar un vistazo a su canal de Twitch: tras fichar por Los Ángeles Lakers, Marc Gasol concedió su primera entrevista a Ibai; lo mismo hizo el cantante C Tangana después de sacar su nuevo single; PlayStation, con motivo del lanzamiento de su nueva consola, se puso de acuerdo con Netflix para rodar un spot de televisión en directo en el Twitch de Ibai, que estaba dirigido por el cineasta Jaume Balagueró; las grandes estrellas del fútbol -Neymar, Kun Agüero o Courtois- también acuden a él para jugar a videojuegos juntos y promocionar sus propios canales de streaming.

Estos experimentos audiovisuales, que han convertido el canal de Ibai es una especie de talk show capaz de competir con los grandes programas de entretenimiento -ya sean de la televisión o de plataformas digitales tipo Netflix o HBO- son solo una muestra de lo que puede llegar a ser Twitch en muy poco tiempo: entre sus canales ya encontramos una variedad enorme de contenidos, desde clubs de lectura hasta programas de deporte y actualidad; incluso los partidos políticos también han empezado a explorar la plataforma: quizá el caso más destacado hasta el momento ha sido el de la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Córtez, que estuvo haciendo un streaming de sus partidas al videojuego Among Us, en un intento de llegar hasta los votantes más jóvenes.

¿Qué es y cómo funciona Twitch?

Twitch es un servicio de streaming creado en 2011 por Justin Kan y Emmet Shear, que tres años después fue comprado por Amazon por 735 millones de euros. Como acabamos de ver, se trata de una plataforma que permite emitir y ver emisiones, pero también es mucho más que eso. A diferencia de otras redes que ya permitían hacer directos (Facebook, Instagram o YouTube) tiene un sistema de interacción con la audiencia mucho más complejo que, por un lado, facilita la creación de una comunidad y, por el otro, hace que los usuarios no adopten solo la posición pasiva del espectador, sino que intervengan directamente en el directo.

Los usuarios pueden comunicarse entre ellos y con el streamer a través de un chat, que funciona con un sistema de monedas virtuales (llamadas bits) que permite enviar mensajes de ánimo o celebraciones durante una emisión (llamadas cheers, que básicamente son gifs o mensajes animados que aparecen en el vídeo). En la práctica, funciona como una red de micromecenazgo: los streamers obtienen un céntimo por cada bit y los usuarios pueden conseguir estos bits viendo anuncios publicitarios o bien pagando por ellos; cuando han aportado un cierto número de bits, van ganando insignias que les reconocen como patrocinadores de ese canal.

Sin embargo, la principal fuente de ingresos por parte de los creadores, que a la vez actúan como influencers, está en las suscripciones. Porque si bien todos los seguidores pueden ver los directos de forma gratuita, hay un sistema de suscripciones -que funciona a través de Amazon Prime- que permite a los usuarios pagar una cuota mensual para acceder así a contenidos y chats exclusivos, ver los directos sin anuncios, poder hablar directamente con el streamer y disponer de emblemas y emoticonos especiales del canal. En muchos casos, esto se traduce en la posibilidad de que los usuarios interaccionen con el directo y se sientan protagonistas de lo que está ocurriendo. Por ejemplo, en el caso de los videojuegos, algunos creadores proponen una serie de recompensas del estilo: quien pague 50.000 bits podrá escoger el personaje con el que el streamer jugará las siguientes partidas.

Junto con las suscripciones y los bits, la publicidad es la otra gran fuente de ingresos: Twitch permite a los creadores que determinen la duración y la frecuencia de los anuncios intermedios, y estos se quedan una parte de los ingresos por publicidad del canal. En este sentido, es importante tener en cuenta el tipo de audiencia y la posibilidad de segmentar fácilmente los anuncios. El 65% de los usuarios son hombres (hace tres años eran el 82%) y la media de edad es muy baja: la mayoría son centennials (41%), aunque también hay muchos millennials (31%). Twitch permite ordenar cada emisión por categorías y con etiquetas muy específicas, para que su contenido pueda escalar posiciones en las búsquedas y en las recomendaciones. Por ello, para los creadores, Twitch también les ofrece la posibilidad de hacerse socios y obtener mayores opciones de personalización del canal y herramientas de interacción con la audiencia: las condiciones para ser socio pasan por cumplir una serie de requisitos de emisión (transmitir 25 horas en los últimos 30 días, hacerlo en al menos 12 días distintos y conseguir una media mínima de 75 espectadores).

¿Hacía dónde va Twitch?

El crecimiento enorme de esta plataforma ha abierto una guerra entre YouTube y Amazon, puesto que muchas de las grandes estrellas de YouTube se han estado marchando a Twitch, dado que esta plataforma les ofrecía mayor visibilidad, mayores ingresos y más cantidad de seguidores. Figuras destacadas como El Rubius, AuronPlay, Logan Paul o PewDiePie se cambiaron de plataforma y ahora son algunos de los streamers mejor pagados del mundo: si Ibai destaca por el ecosistema mediático que ha montado alrededor de su canal, el streamer catalán AuronPlay ha conseguido llevar la lógica de Twitch a la excelencia. En noviembre de este año, fue el streamer más visto del planeta (con 93,8 mil espectadores de media, más de 7 millones de horas de reproducciones); y desde que se abrió el canal, en menos de un año, ha acumulado 6 millones de espectadores.

YouTube Gaming ha intentado contraatacar, fichando a su vez algunas estrellas de Twitch (o recuperando las suyas propias) y cambiando las condiciones que ofrecía su canal. Al mismo tiempo, el algoritmo de YouTube ha empezado a penalizar a los creadores que desde sus vídeos invitan a los seguidores a conectarse a un directo de Twitch: muchos youtubers utilizan palabras clave para referirse a “la plataforma morada”. Al mismo tiempo, hay otros actores que poco a poco van entrando en el mercado: Facebook Games también está intentando crear un sistema de emisiones en directo que pueda competir con Twitch.

Sin embargo, parece claro que la revolución de Twitch no tiene que ver solamente con el crecimiento exponencial de las visualizaciones, ni con el boom del mundo del videojuego durante el confinamiento -aunque todo esto también ha influido y mucho- sino también con un nuevo modelo de consumo del entretenimiento y de la información del que el espectador puede ser partícipe. Porque mientras que Ibai es el caso más exitoso y exagerado -la entrevista con Marc Gasol acumuló en pocos días casi 2 millones de visualizaciones- es fácil comprobar que estamos frente un giro que se está produciendo a distintas escalas, y que está generando sinergias con otros espacios audiovisuales: por ejemplo, durante las elecciones estadounidenses, el analista político Emilio Domènech alternaba sus intervenciones en La Sexta con los directos en Twitch, y lo hacía con el patrocinio de Newtral, la empresa de fact-checking creada por la periodista Ana Pastor.

Más allá de la publicidad, Twitch sigue siendo un territorio por explorar para muchas empresas. Y si hasta ahora hemos conocido solamente la rivalidad entre YouTube y Twitch, poco a poco veremos que son muchos más los actores que querrán estar presentes en el mundo del streaming, ya sea a través de la plataforma de Amazon o creando la suya propia (de la misma manera que Twitter ha copiado recientemente las stories de Instagram o que Instagram ha incorporado los Reels, una versión descafeinada de Tik-Tok). En todo caso, parece seguro que el formato de consumo que propone Twitch tendrá un largo recorrido, y que obligará a otros sectores tradicionales del audiovisual a ajustarse a este nuevo modelo más interactivo y directo.

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