¿Nos hace infelices la tecnología?
Esta preocupación no está ya reservada para quienes se oponen al desarrollo tecnológico por sus «efectos secundarios», sino que ya comienzan a surgir voces críticas y estudios desde dentro del sector. Esta semana Tim Cook, CEO de Apple, se expresaba de la siguiente manera, “No creo en el uso excesivo de la tecnología. No soy de los que cree que se va a tener éxito por usarla todo el tiempo”, dejando claro que as que la tecnología es importante, pero ojo, no es útil para todo y para todos. El sucesor de Steve Jobs fue más allá: “No tengo hijos, pero tengo un sobrino (de 12 años) al que le pongo algunos límites. Como, por ejemplo, que no quiero que esté en redes sociales”.
En este sentido se ha publicado también hace unos pocos días un estudio que confirmaría que los adolescentes de hoy son más infelices debido a las redes sociales y los smartphones. Según Emotion, la empresa encargada del informe, a pesar de que los niños y adolescentes actuales son igual de brillantes y sanos (o más) que en otras generaciones, los adolescentes entre 13 y 18 años se consideran cada vez más infelices por norma. Su bienestar mental, al margen de sexo y orientación sexual, ha decaído rápidamente, y en tan solo cinco años, ha bajado de una media del 2.06 al 2.00 sobre una escala de tres puntos. Según los investigadores, que esta tendencia empezara en 2012 les empuja a pensar que las nuevas tecnologías y medios sociales tienen algo que ver. Un tercio de los adolescentes ya tenían un teléfono en dicho año, cifra que aumenta hasta los tres cuartos en 2016. Tenemos que empezar a pensar que la tecnología es importante, pero no puede convertirse en religión como cura a todos los males.
Una app para frenar el acoso
Una causa de lo anterior podría ser el extendido problema del ciberacoso, cada vez más presente en nuestras vidas y especialmente en las de los adolescentes. Ante esta situación, un grupo de expertos han creado Stop Haters, la primera asociación española sin ánimo de lucro contra el hostigamiento en Internet y que se presenta en su portada con un inequívoco mensaje: «No al odio en Internet» y prosigue, «Te ayudamos». La organización, que tiene como objetivo la asistencia gratuita a todas las víctimas de ciberacoso, está formada por abogados, informáticos y un equipo de psicólogos que asesoran de forma desinteresada a cualquiera que esté sufriendo este acoso.